El Punto Espacios de Trabajo

HOME OFFICE Y COWORKING: NUEVOS ESTILOS DE TRABAJO EN BAHÍA BLANCA

El año pasado, por la pandemia de COVID-19 y las medidas tomadas por los gobiernos, resonó con mucha fuerza una de las modalidades de trabajo que ya se venía instalando desde antes: el home office.

Las oficinas de todo el país, y de muchos lugares del mundo, quedaron vacías de un día para el otro, y «a los golpes» fuimos aprendiendo a trabajar en casa a través de plataformas virtuales y videollamadas.

En El Punto quisimos conocer más sobre este estilo de trabajo y le preguntamos a nuestros seguidores sobre su experiencia reciente:

El 73% de los encuestados hizo Home Office durante el 2020, obligados por la pandemia o porque ya lo realizaban desde antes. Este año las dos terceras partes de ellos continúan, aunque en menor medida (en muchos casos por la apertura de sus espacios de trabajo, aunque valoran de forma positiva a la posibilidad de trabajar en “otro lado”).


Ventajas:

Las principales que destacan son la comodidad y el ahorro de tiempo y transporte: poder trabajar con ropa cómoda y hasta en pantuflas, más tranquilos, adecuar el espacio a gusto, disfrutar del calor del hogar en invierno, no necesitar levantarse tanto tiempo antes y aún así “llegar” temprano al trabajo, organizar los propios horarios y que las reuniones no se extienden más de lo necesario.

En algunos casos también resaltaron la posibilidad de realizar múltiples tareas a la vez (como cocinar y, de paso, comer más sano), compartir más tiempo con la familia, y que la empresa asume el costo de internet (en el caso de algún privilegiado).


Desventajas:

¡Pero no todo lo que brilla es oro! Más allá de sus múltiples atractivos, de a poco se fueron haciendo notar los aspectos menos simpáticos de trabajar en la propia casa:

La principal contra, en la que coincidieron muchos de nuestros seguidores, fue el estrés producido por la dificultad de organizarse y de separar claramente al trabajo de la vida hogareña: no hay límite de horario, terminás trabajando más horas, realizás las tareas laborales en el mismo lugar en el que descansás, cuesta también ponerle límites a los clientes o jefes (los últimos muchas veces creen que uno está disponible 24/7), se vuelve más intenso y genera más cansancio, además de los miembros de la familia dando vueltas e interrumpiendo la tarea.

Además señalaron la falta de interacción social (¡en algunos casos no conocían personalmente a las personas con las que trabajan todos los días!), que “vivís en el trabajo” pero sin el equipamiento adecuado, la falta de separación de ambientes, la ausencia de estímulos para la creatividad, la pobre conexión a internet (en muchos de los casos), los dolores de espalda y de cabeza producidos por la saturación mental y por estar siempre en la misma posición (“cuando vas al trabajo por lo menos movés el cuerpo y tomás aire”), las distracciones frecuentes y la necesidad de cambiar de “escenario”.


La alternativa: el coworking o espacios de trabajo compartido

El coworking, sin dudas, llegó para quedarse: integra muchos de los aspectos positivos del home office y disminuye los negativos. Y si bien, a diferencia del trabajo en casa, implica un costo (en general con membresías muy accesibles), este se equilibra enseguida con mejores condiciones materiales para el trabajo, como contar con espacios adecuados y servicios como internet de alta velocidad.

El cambio de escenario favorece la marca de límites, a la vez que los espacios de coworking sostienen cierta flexibilidad y comodidad del home office.

Las distracciones, interrupciones y tareas domésticas quedan para otro momento, y en cambio aumenta la productividad: aunque cada uno esté trabajando en un proyecto distinto, lo común es el trabajo.

La creación de redes es, quizás, el aspecto más interesante de trabajar en espacios como El Punto. Las oportunidades de colaboración se potencian, y seguramente alguien sabe sobre lo que otro necesita, y ese otro puede orientar a alguien más sobre otro tema. Los contactos crecen, así como las posibilidades de hacer crecer los proyectos.

Un extra: en un espacio de coworking es posible realizar reuniones con clientes e incluso con el propio equipo de trabajo, a quienes seguramente evitaríamos invitar a nuestras casas. Hasta puede ser un complemento del home office, alquilando eventualmente las horas necesarias para alguna reunión, y dejando las tareas en solitario para la casa.

Ahora que sabés más sobre estos nuevos estilos de trabajo,
¿cuál creés que es el más adecuado para tu proyecto?

 

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